En el post anterior se hablaba de filosofía casera como remedio para enfrentarnos a las pequeñas dificultades de la vida cotidiana. Queriendo ahondar en esa idea, aunque desde un punto de vista más ortodoxo, hoy reseñamos las cartas de Séneca a Lucilio, donde Séneca va desgranando su pensamiento a la vez que el filósofo nos describe hecho cotidianos de la época.
Séneca vivió una vida bastante complicada. Disponía de una débil salud, tuvo que enfrentarse al exilio y le tocó ser consejero y ministro del propio Nerón hasta que acabó cayendo en desgracia a ojos del emperador. El emperador, receloso del cordobés, acabaría dictando su sentencia del muerte. El filósofo, al recibir la sentencia, decidió cortarse las venas, beber cicuta y fue llevado a un baño de agua caliente para asegurarse la muerte a causa de su asma.
La escuela filosófica donde se encuadra Séneca es el estoicismo. Dicha escuela fue fundada en el siglo tercero antes de Cristo por el griego Zenón de Citio, y cuyo mensaje principal es la búsqueda de la felicidad y tranquilidad del alma ignorando los placeres materiales y la riqueza. Esto hará que el hombre se comporte de un modo racional y virtuoso, alcanzando una especia de nirvana en vida, o lo que los griegos llamaban ataraxia. Su mensaje sencillo, directo y universal le hace ser muy accesible, incluso para aquellas personas que no estén familiarizadas con el mundo de la filosofía.
Cartas filosóficas consiste en una selección de las cartas escritas a Lucilio, supuesto procurador romano del que hoy en día se duda si realmente existió, o si simplemente es una excusa de la que se vale Séneca para exponer sus teorías. Generalmente Séneca utiliza episodios anodinos (que son interesantes desde el punto de vista histórico) para desarrollar ciertos temas que son al final los que deben guiar la conducta moral de Lucilio. Para reforzar sus teorías, Séneca hace referencia a acontecimientos o personajes históricos que acaban demostrando las verdades del pensamiento.
Séneca deja claro desde el principio el poco interés que tiene en la cosas materiales. Entre mis citas favoritas (cito de memoria, así que puede que alguna palabra baile) está esa que dice: “Me maravilla ir a un mercado y ver tantas cosas que no necesito”. Sin embargo, muchas veces se le ha acusado a Séneca de llevar él mismo una vida en contradicción con sus enseñanzas. Involucrado directamente con el poder llegó a amasar una gran fortuna. A este aspecto cabe recordar que Séneca escribe este epistolario una vez ya ha caído en desgracia y llevando una vida más retirada. Libre de las presiones de la corte imperial, puede que el filósofo se diera cuenta de la felicidad fuera del ojo público. Y en cierto modo tiene más mérito ser estoico siendo rico y poderoso que cuando se vive en la miseria.
Las cartas con sus pequeñas conclusiones (“No nos encontramos de repente a la muerte , sino que nos acercamos hacia ella gradualmente), suponen una entrada fantástica a la filosofía. Su lenguaje es completamente comprensible y sus enseñanzas tienen hoy en día total vigencia. Bien pensado esto es ciertamente triste. Veinte siglos han pasado y todavía no hemos aprendido nada…