Apologies Forthcoming de Xujun Eberlein

Hace tiempo leí a un escritor protestar porque hoy en día los jovenes prefieren enfrentarse con las “obras menores” de los grandes escritores que con sus grandes catedrales. El ejemplo que ponía era que la gente prefiere leer La metamorfosis y otros relatos de Kafka, que El castillo o El proceso. Parece cuanto menos osado considerar osado la primera como una obra menor. Borges decía que si se puede contar una historia en cuatro páginas no tiene ningún sentido alargarla para que llegue a las doscientas. El relato corto es un formato muy difícil donde todo tiene que funcionar como un reloj suizo, no hay margen de error. Además, al vivir en una sociedad donde no tenemos tiempopo ni para ir al baño, parece bastante sensato que tanto escritor como lectores nos dirijamos al campo del relato corto.

Buscando un libro de cuentos para el blog me encontré con Apologies Forthcoming, que podríamos traducir como Disculpas en camino, de la escritora china afincanda en Estados Unidos Xujun Eberlein. Los relatos describen lo que supuso la Revolución cultural en China y las consecuencias sociales de esos años en la gente una vez acabada la era de Mao. Es una compilación de relatos que ya se habían publicado previamente y que le permitió ganar el premio Tartt Fiction en 2007.

Poco sabemos de La Revolución cultural en Europa. De nuevo, lo poco que estudiamos en el colegio, fue el movimiento que impulsó a Mao de vuelta al poder. Lo que Eberlein nos muestra aquí, no son sólo las represiones y secuelas que esta situación generó, sino también los papeles que jugaron las personas anónimas en toda esa fatídica década, hasta la muerte del dictador.

El libro rojo, publicado en 1964, es una recopilación de citas de Mao y fue un documento muy importante durante la Revolución Cultural

El relato que abre el libro es el de un poeta al que la realidad política impide desarrollar su obra libremente. Está ambientado en un tiempo posterior a la Revolución cultural, pero los complejos siguen pesando en el sistema. Es importante notar que la represión que se vivió en China durante aquello años fue dirigida a los núcleos urbanos y a los círculos intelectuales. Quizás por ello Eberlein elije como portada para el libro un relato donde la literatura, el arte que ella cultiva, sufre el fanatismo político. En otro relato un viejo profesor, para mostrar el terror de esos años, muestra a un exguardia rojo su biblioteca vacía. En esos estantes previamente había tenido libros de literatura clásica china y extranjera, considerados altamente sospechosos y nocivos.

Mucha gente emigrarán al ámbito rural en un intento desesperado de escapar del horror. Cuando vuelvan a las ciudades, una vez normalizada la situación, tendrán problemas para encontrar trabajo o, en el caso de las mujeres, marido. En una sociedad tradicional y machista esta situación es una clara desventaja. Sobre todo si la mujer, en vez de sumisa y discreta, piensa por sí misma y tiene iniciativa o estudios. Los personajes se enfrentan a las dificultades con una gran dignidad y de vez en cuando lanzan una mirada nostálgica al extranjero.

Las estatuas de Mao aparecen por los relatos como un policía vigilante. En los años del terror la gente se delataba entre unos y otros para ser ciudadanos responsables, sin importar si hay lazos familiares de por medio. En uno de los relatos un hombre comete un asesinato y va corriendo a la comisaría para entregarse. La gente va tras él para impedir que llegue por su propio pie. El motivo es doble: por un lado se aseguran que se ejecute al asesino (ya que si hubiera ido y confesado el mismo se podría jaber librado de la pena capital), y por el otro la persona que lo entrega consigue ponerse una medalla. La gente, llena de hastío, se divierte con este juego macabro al no tener otro pasatiempo.

El lemguaje de Eberlein es claro y directo, con algunos pasajes altamente poéticos. Los relatos están bien construidos y los personajes son creíbles. El lector se identifica con ellos por la sencillez de su pensamiento y su lenguaje. En especial cuando cede la narración del relato a los niños. Habrá que seguirle la pista a esta Eberlein.

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