Protección a los jóvenes o excusa para recaudar

Apuestas, alcohol, tabaco… Son sólo tres ejemplos de cosas a las que, según la ley, sólo los mayores de edad tienen acceso. Incluso desde algunos sectores se pide una mayor protección para potenciales consumidores de ellos para una franja de edad más avanzada.

Para muestra, un botón: a raíz del confinamiento debido a la pandemia se ha visto cómo el número de jugadores en casinos online en España de entre 18 y 25 años ha aumentado mucho. Es por ello que las normas concernientes a la publicidad de sitios de apuestas se han endurecido durante este año 2021.

El pasado

Y es que los tiempos han cambiado. Alguien que esté en este momento en los 40 puede dar fe de ello. Hace unos treinta años, cualquier menor podía pedirse una cerveza o un cubata en cualquier bar o tenía acceso a casi cualquier discoteca.

Uno se podía ir al bar de la esquina a comprarle un paquete de tabaco a su padre o a su hermano mayor, y nadie le cuestionaba.

Muchos jóvenes de 15 años perdían la virginidad a través del negocio de la prostitución y en aquel momento nadie parecía poner el grito en el cielo por ello.

La situación actual

Pero como decíamos más arriba, las cosas son diferentes. Los sitios que ofrecen alcohol y tabaco han visto cómo las multas por vender a menores no son leyendas urbanas. De hecho, un bar cualquiera no sólo necesita la licencia para vender tabaco, sino que además sólo lo puede vender a través de una máquina, nunca en mano como en un estanco. Si alguien me puede explicar la diferencia…

De hecho, en según qué zonas se seguía vendiendo tabaco sin licencia y las inspecciones aumentaron, pillando por sorpresa a muchos que debían así hacer frente a multas importantes.

En cuanto al alcohol, si una persona «parece» mayor de edad, difícilmente se le pedirá una identificación para tomar un cerveza. Más fácil es ese control en aquellos lugares donde ni tan siquiera se permite la entrada a menores (como las discotecas).

En realidad, en los sitios de apuestas físicos, la situación es la misma: prohibida la entrada a menores. En cualquier casino no te dejarán pasar sin identificarte, y no harán excepciones.

Los impuestos

Pero no nos llevemos a engaño. La recaudación de impuestos sobre estos productos es tan grande que no sé qué se haría sin ellos. Según un artículo de Expansión, la carga fiscal del tabaco está en torno al 80% del precio final. ¿80%? Una barbaridad. Por lo que respecta al alcohol, alrededor del 42%.

Con este tipo de recaudación no me extraña que nuestros políticos puedan disfrutar de una buena vida.

Pero ¿qué pasa si las cosas se tuercen? Desde luego, el porcentaje de recaudación no bajará, pero sí lo puede hacer el consumo. Durante el año 2020, la caída del turismo también ha hecho caer el consumo en España del tabaco y el alcohol.

El caso de los sitios de apuestas online

Diferente es el caso de las apuestas y el hecho de que estas se puedan realizar a través de internet.

Hasta hace 10 años, no existía ningún tipo de control por parte del gobierno sobre gastos e ingresos de sitios de apuestas o de jugadores. A partir de la nueva ley que entró en vigor allá por el 2012 esto cambió. La regulación obligó a los sitios de apuestas a ofrecer sus servicios a usuarios españoles desde un sitio .es y previo ingreso en la DGOJ (Dirección General de Ordenación del Juego).

Así, estos sitios empezaron a tributar. Ahora mismo, esta tributación ha sufrido una pequeña rebaja, quizá con la intención de atraer a nuevos operadores al mercado español. Pero esto choca con las nuevas normas que han entrado en vigor hace apenas dos semanas: sobre todo, restricciones en la publicidad y en las ofertas para jugadores aún no registrados en un casino online o en una sala de poker en línea.

De hecho, ahora mismo un jugador de un casino en línea no podrá retirar sus fondos sin presentar algún tipo de documentación que demuestra que quien está jugando es realmente la persona que dice ser. Esto añade seguridad para los usuarios en cuanto a una posible suplantación de identidad en caso de robo de tarjeta de crédito, por ejemplo.

Además de todo esto, tampoco que olvidar que, en el caso del juego online, hay dos vías recaudatorias: los propios sitios web y los jugadores. Cualquier ganancia proveniente del juego de apuestas debe contemplarse a la hora de la declaración de la renta de las personas físicas, ya sea a través de internet o en sitios presenciales, como casinos físicos. Esto ocurre también con los juegos ofrecidos directamente por el estado, como las diferentes loterías de que disfrutamos en España.

Entonces, ¿prohibimos o recaudamos?

Pero la cuestión, más allá del debate moral que provocan todas estas actividades (apuestas, venta de alcohol y tabaco), es cuánto interesa a un gobierno luchar firmemente contra ellas.

Para aquellos que luchan encarnizadamente contra ellas, habría que preguntarles: ¿Deberían prohibirse? Si la respuesta es sí, deberíamos preguntarles de dónde sacarían toda esa recaudación de impuestos, que suma muchos millones de euros.

Y todos los puestos de trabajo generados… ¿A dónde irían?

Ya que la prohibición tajante de todo esto es impensable e, incluso, dañino (aparecería el contrabando y los sitios clandestinos, lo cual sería aún peor), ¿cuál es la solución? Quien escribe todo esto no la tiene, desde luego. Cada uno tendrá su opinión, y todas son válidas.

Por supuesto, el debate moral también está en la calle. El juego y el alcohol han destrozado muchas familias. Y nadie puede poner en duda el peligro del tabaco para la salud. Pero ahí está la legalización de la marihuana con fines terapéuticos. Y, además, la prohibición de otras drogas no ha hecho que desaparezcan. Desde aquí, desde luego tampoco estamos a favor de legalizarlas.

Pero, en resumidas cuentas, el debate debe ser más profundo que el sí o no rotundo. Sin tener en cuenta lo negativo y lo positivo de todo esto no se puede llegar a un entendimiento mínimamente satisfactorio.