Un verano como los de antes…para los niños

Es evidente que los tiempos han cambiado y seguirán cambiando. Los padres de hoy no educan a sus hijos como los padres de la década de los 80. Y éstos tampoco lo hacían como los de la década de los 60.  

Las costumbres, el colegio, la seguridad en la calles, el trabajo, la propia sociedad…Todo influye para educar a los hijos de una u otra forma. Y es algo que se hace aún más evidente cuando llega el verano y los niños rompen su rutina durante dos meses y dejan de ir al colegio.

Todos recordamos los veranos como días y semanas interminables. De un día para otro pasábamos de la rutina diaria del colegio a no tener nada que hacer, más que estar en casa con nuestros padres, abuelos o amigos del barrio. Eran otros tiempos, sin tanta oferta de actividades como la que tienen los niños hoy en día.  “¿Qué hacemos hoy?”, se decía. Pues quedar y ya se verá. No existía tanta necesidad de programar los días y ocupar las horas como en estos tiempos que corren.

Durante el curso escolar íbamos a clase y por la tarde.  Y si no practicabas un deporte colectivo como el fútbol o el baloncesto, como mucho
ibas a algunas clases de apoyo para mejorar esa asignatura que tanto se te resistía. Con eso ya teníamos bastante para ocupar el día y la temporada
escolar. Cuando llegaba el verano era tiempo de buscarse la vida o aburrirse.

Aburrimiento. Una palabra que tanto miedo da a la sociedad hoy en día. Como si aburrirse estuviera prohibido o fuera sinónimo de estar desaprovechando la vida. Como dicen los expertos en la materia aburrirse no es malo ya que provoca en el niño una necesidad creativa para ocupar su mente y hacer algo
productivo. Le damos la responsabilidad al propio niño de que evolucione, en lugar de darle todo masticado, como parece ser la tendencia hoy en día.

Todos nos aburríamos de pequeños. ¿Verdad? Y no lo recordamos como una etapa traumática o dolorosa. Simplemente, era un tiempo en el que no había nada que hacer. Y es verdad que los jóvenes de las décadas anteriores no tenían tantos estímulos en forma de TV, teléfonos móviles, Youtube…

Hoy en día, cuando un joven siente un primer atisbo de aburrimiento solicita automáticamente a sus progenitores que les dejen el móvil, pongan la tele o les pongan esos vídeos de Youtube que tanto les entretienen. Al fin y al cabo, los protagonistas de esos vídeos son jóvenes como ellos.

Como decíamos, la sociedad ha evolucionado y cada vez son más las familias cuyos dos miembros trabajan, por lo que no es nada sencillo organizarse para cuidar a los hijos en verano. Antes las madres tenían todo el tiempo del mundo para estar al tanto de los hijos, mientras el padre trabajaba. Hoy, al no tener con quién dejar a los hijos los padres apuntan a sus hijos a todo tipo de actividades, para que alguien esté a cargo de ellos y para que, supuestamente, no se aburran.

Hay veces que los padres apuntan a los hijos a actividades más por ellos que por los gustos de los hijos, sin preguntarse siquiera si tienen ganas de apuntarse a esos cursillos.  De alguna forma estamos promoviendo que los hijos lleven el ritmo de vida que nosotros queremos, cuando no debería ser así.

Y así, los niños llegan al final de curso agotados y sin fuerzas. Y cuando muchos lo que quieren es no hacer nada y aburrirse… les agotamos aún más con actividades veraniegas.

Otro efecto que se deja notar cuando hablamos de este tema es el de las vacaciones en los pueblos. Desgraciadamente, la despoblación de los pueblos va en continuo retroceso, lo que ha provocado que cada vez haya menos familiares a los que visitar en el pueblo de toda la vida.

Con lo divertido que era llegar al pueblo y reencontrarte con tus amigos, tu novia, los primos… ¿Quién tenía tiempo para aburrirse? Los niños se divertían sin necesidad de tanta tecnología y las actividades extraescolares se hacían haciendo excursiones u organizando aventuras con los amigos.

Los expertos recomiendan no estresar a los niños y dejar que descansen en verano, que recuperen fuerzas, que se alimenten de mejor forma, como no lo han hecho a lo largo de todo el curso por culpa de las prisas. No hay nada más educativo que sentarse toda la familia a tomar un buen desayuno para comenzar el día con energía. Con la ayuda de una experta en nutrición y dietética puedes preparar comidas familiares muy ricas y saludables.

Este verano, debido al efecto provocado por el COVID 19 y con el objetivo de evitar contagios que nos devuelvan al tan temido confinamiento,  parece que volveremos a un verano como los de antes. Al no poder viajar al extranjero, el turismo de cercanía o rural va a a tener un peso importante en nuestros días veraniegos. Volveremos a disfrutar de los pequeños placeres de la vida, de nuestra familia más cercana y sin el estrés que nos generan a menudo los viajes a lugares muy lejanos. Además, miles de familias se encuentran en una situación económica compleja, por lo que las formas de ocio volverán a ser mucho más austeras.

Dicen que volveremos al turismo de los años 60 o 70. El del turismo nacional y de viajar la pueblo quien lo tenga. Y aunque aquellos años queden muy lejos, los que fueron niños en aquella época la recuerdan con nostalgia y cariño.

Los niños de hoy en día también deben aprender que aquí cerca, hay muchas cosas por hacer y disfrutar. Y los padres de hoy en día tienen una labor importante para enseñarles a disfrutar de los pequeños placeres de la vida y sobre todo del tiempo libre. Hay muchas cosas que se compran con dinero, pero el tiempo libre no. Por eso es lo más valioso que ha en la vida. Todo cuenta para que los niños tengan un verano como los de antes.

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