Una alimentación equilibrada se caracteriza por incluir nutrientes de todos los grupos, entre ellos, las grasas. Teniendo en cuenta que cada gramo de grasa aporta 9 kcal y que hay otros macronutrientes importantes en la alimentación (hidratos de carbono, proteínas), su consumo no debe suponer más del 35% del aporte energético total. Pero hay que tener en cuenta que existen diferentes tipos de grasas y aunque todas son necesarias, las recomendaciones de consumo para unas y otras no son las mismas.
¿Para qué nos sirven las grasas?
- Proporcionan una textura cremosa agradable para el paladar, transmiten sabores y crean una sensación placentera.
- Favorecen el aporte de vitaminas A, D, E y K y otras sustancias beneficiosas para la salud. Son componentes que sólo podemos obtener mediante la alimentación, ya que el organismo no las fabrica y afectan, entre otras, funciones muy importantes como la visión, la fijación del calcio, la reducción de radicales libres y la coagulación de la sangre.
- Tienen un papel importante en la formación de partes del organismo, como la piel o el sistema nervioso central.
- Ayudan a regular la temperatura corporal y protegen los órganos de contusiones.
- Se acumulan en determinadas zonas del cuerpo para mantener una reserva de energía.